por Diego Larrigaudiere
Cada vez que viajo a estos espacios vuelvo lleno de preguntas, y ya viajé muchas veces…
Preguntas que me inquietan a responderlas, que modifican mi forma de ver la escuela, mi forma de ser docente, mi formas de ver la niñez.
Me imagino una escuela así de bella como el Tríptico, así de atractiva, de desafiante, de horizontal. Será posible? Creo que sí, y para ello pongo todo mi empeño en que muchos se sumen a un nuevo colectivo docente dispuesto a desafiarse y transformar la escuela que habitamos.
Una pared con una poesía, una maceta con flores, colores en las aulas, sonidos para escuchar, silencios para escucharnos, imágenes para soñar, palabras, muchas palabras… juegos y juguetes, espacios amigables para encontrarse con otros a pensar otros mundos posibles.
Tengo muchas esperanzas que así como me atrapó a mí, puede atrapar a cada uno de los que lo visitan. Y no es un pensamiento mágico, es contagiarse de esa utopía, de esa energía que pueden crear un colectivo de personas que sueñan con un mundo mejor para los niños y niñas, trabajando con amor, entrega y mucho profesionalismo en lo que hacen.
Cada vez que voy reafirmo mi pensamiento de: ¡es posible!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios fueron enviados al moderador para su aprobación. En breve, podrás visualizarlos en este espacio